Cómo evaluar su evolución

Uno de las formas mas precisas de evaluar la evolución de un paciente es a través de la Ley de curación. Se trata de un sistema de evaluación clásico en homeopatía y es importante que usted como paciente también lo conozca con claridad.


Ley de curación

Se llama ley de curación a una serie de fenómenos clínicos que marcan el rumbo de una buena evolución. En esencia la curación va recorriendo un camino, trasladando la expresión del desorden de la energía vital en síntomas y manifestaciones cada vez mas superficiales y benignos.
De este modo, la curación va expresándose:

- De adentro hacia fuera. Esto quiere decir también de los órganos internos hacia los mas superficiales. De los órganos centrales con mayor compromiso vital (como la mente, el corazón, los pulmones, el hígado, los riñones, etc) a los mas superficiales y de menor compromiso como la piel y las mucosas.

- Toda buena evolución se acompaña de una mejoría en el estado mental y emocional.

- De arriba hacia abajo. Por ejemplo un dolor articular que se traslada de la rodilla a la articulación del pie, es una señal de buena evolución, de arriba hacia abajo.

- Aparición transitoria de síntomas antiguos. Los primeros síntomas en reaparecer como señales transitorias, no los síntomas como tales, serán los últimos que el paciente tuvo, algunos quizás recientemente, y así irán progresivamente reapareciendo de modo transitorio y pasajero hasta las primeras manifestaciones que el paciente tuvo en su historia. En realidad, estos antiguos síntomas nunca fueron verdaderamente curados, sino solo suprimidos de la superficie de expresión.

Luego de este proceso, que es algo semejante a una limpieza del organismo y su energía, que puede llevar un tiempo proporcional a de sus desórdenes crónicos, el paciente quedará verdaderamente libre de síntomas.

Para profundizar al respecto ver mas sobre: las alergias, Ley de curación, supresión.


Cuadros de Agravación

En oportunidades algunos síntomas del paciente se agravan transitoriamente. Esto puede deberse entre otras causas a una sensibilidad a la dosis del remedio, que por similitud con el paciente provoca una agravación pasajera y que desaparece al suspender el remedio. Generalmente a partir de allí comienza la mejoría.